miércoles, 26 de marzo de 2014

11:47 AM

Yo sé que soy un tipo un tanto irritable. Un tanto bastante. Cada día me doy cuenta de que un poco más.

Sobre todo a la mañana. Las mañanas no son para nada mi momento favorito. Siempre fueron algo que despertó brotes de ira injustificada y deseos de darle una piña en la cara al primer imbécil que hiciera méritos.

Pero en estos últimos tiempos soy irritable todo el día. He llegado al punto de no querer escuchar mi nombre entero, porque sé que detrás de mi nombre entero se viene algo (o alguien) decidido a molestarme y a ser una posible víctima de homicidio el día que se me salga del todo la cadena y tome las armas.

A veces lo pienso y me preocupa, tengo 22 años, la vida por delante. Y pierdo el tiempo enojándome, haciéndome mala sangre, no disfrutando de las cosas lindas de la vida? Y sí. ¿Por qué? ¿Con qué motivo? ¿Qué gano?.

Claramente no gano nada, pierdo tiempo. Pero tampoco es que pueda evitarlo.

En fin, pensamientos de una mañana.

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